La NASA anunció hoy que el telescopio especial Kepler, encargado de buscar pruebas de la existencia de planetas similares a la Tierra, presenta un “fallo” en el sistema de dirección del aparato que podría poner en peligro su futuro.

Los ingenieros no son infalibles, y lo que construyen no siempre funciona como debería; son cuestiones que deben tenerse en cuenta cuando uno invierte 600 millones de dólares en un telescopio especializado en buscar nuevas Tierras más allá de nuestros límites. Ya le pasó al Hubble, y aún así revolucionó la astronomía para siempre. Ahora es el Kepler el que tiene su futuro pendiente de un par de piezas y su incapacidad para girar en el espacio, vital para su funcionamiento. La misión del Kepler debería haber concluido en 2012, pero fue prolongada hasta el 30 de septiembre de 2016 por su utilidad y para agotar las opciones económicas al máximo.

Los técnicos espaciales indicaron que han perdido el control de dos de los cuatro rotores utilizados para estabilizar el telescopio y ajustar la dirección de sus lentes. “Es cierto que necesitamos tres rotores de reacción. Pero no diría que Kepler está caído y fuera de operaciones”, explicó el jefe científico de la NASA, John Grunsfeld. La agencia espacial más grande del mundo reconoció que tenían fallos internos en los sistema que pondrían en peligro la capacidad del Kepler para hallar nuevos exoplanetas. La NASA apuntó, en una nota de prensa, que, aunque la recolección de datos concluyese, “la misión tiene sustanciales cantidades de información aún por analizar” y tardarían años en darle sentido a todo lo que el Kepler ha enviado.

El Kepler, que vigila más de 150.000 estrellas en busca de planetas o candidatos a planetas y ha sido una las misiones recientes de más éxito de la NASA, se encuentra orbitando el Sol a 64.000 millones de kilómetros de la Tierra. Fue lanzado en 2009 para dar un salto adelante en la cartografía planetaria más allá del Sistema Solar, buscando esas nuevas Gaia o Tierras que cimentaran muchos de los supuestos teóricos de la astronomía, incluso que encontraran planetas habitables (¿a donde poder huir?) que albergaran vida. Y funcionó: en sus primeros cinco años ha detectado 132 planetas. 

 

El telescopio Kepler durante su montaje