Sería aterrador si consiguiera llegar hasta el brazo de Orion donde está la Tierra: una galaxia enana fallida, hidrógeno sobrecalentado envuelta en materia oscura disparada por medio de nuestra galaxia.

Los astrónomos del telescopio americano GBT han descrito este fenómeno como “una nube de hidrógeno que ha entrado en nuestra galaxia encerrada en una cáscara de materia oscura asociada”, con lo que literalmente protege a esa nube y atraviesa todo allí por donde pasa. Es conocida en la astronomía como la Nube de Smith, y protegida por esa coraza, como una gran bala de cañón, es casi indestructible. De no estar recubierta probablemente se habría disociado con los primeros choques con la masa de la Vía Láctea. Pero lo cierto es que va directa contra nuestra galaxia.

Si bien todavía está por confirmar, lo cierto es que esta “bala espacial” es en realidad lo que queda de una galaxia en formación fracasada: no tiene el tamaño suficiente como para asentarse como galaxia y termina disgregada y vagabunda por el espacio. Su dimensión es pequeña y está lejos. Para tranquilidad del lector la ubicaremos: está a más de 8.000 años luz del disco central de la Vía Láctea, viaja a 150 km por segundo (la Tierra lo hace a 30 km por segundo respecto al Sol y gira sobre sí misma a 0,5 km por segundo) y tardará otros 30 millones de años en impactar con el disco principal de la galaxia. 

Mapa de la NASA de las nubes de hidrógeno que rodean la Vía Láctea (Milky Way)

Los astrónomos la definen como un cuerpo único, un ejemplo en tiempo real de lo que ocurre cuando las nubes de gases y materia que forman estrellas y cúmulos (y con el tiempo galaxias) no alcanzan la masa crítica para poder dar el siguiente paso. Aunque parezca inmensamente lejana está cerca para las dimensiones que utilizan los astrónomos, y sobre todo una oportunidad única para entender algo más de la materia oscura, una de las grandes asignaturas pendientes de la astrofísica, ya que representa cerca del 80% del Universo.

En condiciones normales la Nube de Smith, a esa velocidad y chocando con todo, debería haberse disgregado, pero no lo hace por esa “coraza” de materia oscura. Los símiles con las balas son continuas en los textos publicados por la Royal Astronomical Society, una de las mayores instituciones del mundo en astronomía. Lo más peculiar de este fenómeno es que es cíclico: se estima que no es la primera vez que la Nube de Smith surca nuestra galaxia, como si orbitara a la Vía Láctea y en su camino la atravesara como disparar a través de una pared.

No es la única: hay muchas más Nubes de Smith alrededor de la Vía Láctea, como grandes cuerpos libres pero atados al mismo tiempo y que tienen las mismas circunstancias internas: fracasos flotantes de futuras galaxias o cúmulos que nunca llegaron a serlo, compuestas principalmente de hidrógeno tan enrarecido que son casi invisibles y deben localizarse por radiotelescopios. Según los textos de los astrónomos, de ser visible nos llevaríamos un buen susto, porque veríamos una nube luminosa del tamaño de una constelación entera surcando el cielo.

Composición imaginaria de posición, dirección y lugar de impacto de la Nube de Smith respeto a nuestra galaxia