Esta semana se han estrenado dos filmes antagónicos que son el mejor ejemplo de dos culturas antagónicas, tanto que parecen salidas de universos paralelos: ‘Café Society’, de Woody Allen, y ‘Equipo de élite’, otro ejemplo de cómo la comedia costumbrista ibérica es inmortal, que se adapta a las épocas como un camaleón.

Woody Allen es como las estaciones del año: más tarde o más temprano tendrás que pasar por él igual que lo haces por el tórrido verano o la gripe del invierno. En los últimos años se ha afanado por sacar una película al año, lo que hará insufribles las retrospectivas cuando finalmente abandone este mundo. Para un octogenario de apariencia frágil es todo un prodigio no dejar de rodar. Probablemente lo hace con la misma necesidad que respirar, y que cambie de actores continuamente ayuda, mucho, a diferenciar sus filmes cuando, muchas veces, son miméticas. En ‘Café Society’ Allen regresa a la comedia dramática, ese extraño género que parece una comedia pero en realidad es un drama para narrar la injusticia y la tristeza profunda del amor. Mucho más cuando alguien intenta racionalizar lo que no se puede.

Allen viaje de nuevo a una de sus épocas preferidas, y de las que más ha visitado: los años de Entreguerras, y en este caso en el lado occidental del Atlántico, en una América que recuerda, en el filme de Allen, a las novelas de Scott Fitzgerald, impregnadas de esa mezcla entre la estética de los años 20 y 30 de la clase media-alta que no tenía que bregar con la Gran Depresión o con las miserias laborales de aquellos años. Ese espíritu literario abarca todo, en sus muchas fórmulas. Ya lo hizo con ‘Magia a la luz de la Luna’, y en muchas otras. Tanto que puede enervar a más de uno y más de dos, porque la delicatessen salida de la máquina de escribir de Woody Allen ya sólo contenta a una minoría muy amplia, y no siempre.

Café Society (2016) mixta

Pero en este caso el neoyorquino ha creado un pequeño reloj suizo a partir de un puñado de personajes en los que, desde un punto de vista maduro y quizás curado de mil espantos amorosos (la edad de Allen ayuda a ver las cosas con más perspectiva) que convierte ‘Café Society’ en algo más que un pequeño regusto amargo a Scott Fitzgerald. Una película que en el fondo es muy triste porque toca un tema del que todos hablan pero que nadie ha podido concretar: el amor, tan escurridizo como el agua en las manos, una broma que Allen retrata de manera esteticista gracias a Jesse Eissenberg, Kristen Stewart y Blake Lively.

Allen viaja primero a Nueva York en los años 30 y a la vida de Bobby Dorfman. A medida que los problemas crecen con sus pendencieros padres, su hermano gánster y la joyería de la familia, Bobby siente que es el momento de cambiar de escenario. Así que decide marcharse y probar fortuna en Hollywood, donde su tío Phil, un poderoso agente, lo contrata como chico de los recados. En Hollywood pronto se enamora, pero la chica en cuestión tiene novio. Comienza así una amistad, hasta que un día la chica llama a su puerta y le cuenta que su novio ha roto con ella. De repente, la vida de Bobby da un giro muy romántico.

Ficha de ‘Café Society’:

Película: Café Society. Dirección y guión: Woody Allen. País: EEUU. Año: 2016. Duración: 96 min. Género: Comedia dramática. Reparto: Jesse Eisenberg, Kristen Stewart, Blake Lively, Steve Carell, Parker Posey, Ken Stott, Corey Stoll, Jeannie Berlin, Anna Camp. Fotografía: Vittorio Storaro. Producción: Amazon Studios / Gravier Productions / Perdido Production.

Y en el otro extremo del espacio-tiempo está España y su comedia costumbrista, una suerte de tradición eterna que bebe de las comedias populares que se representaban en el siglo XIX y que después de muchas vicisitudes ha llegado hasta nosotros en ‘Cuerpo de Élite’, el mejor estreno español en mucho tiempo, número 1 de taquilla y con más de 50.000 espectadores. Se puede hablar largo y tendido sobre la diferencia entre tener sentido del humor (un acto de inteligencia, ironía, sarcasmo y autocrítica argumentada) y el cachondeo autoindulgente (ganas de reírse de todo aquello que no seamos nosotros y lo que consideramos como bueno y propio, sin fisuras). El primero es una norma cultural en el mundo anglosajón y germánico, una exhibición intelectual que eleva todo lo que toca. El segundo es parte de la identidad hispánica, tan dada a partirse la caja con todo menos consigo misma. España tiene mucho cachondeo y muy poco sentido del humor auténtico. ¿O no?

Pues no. Pero funciona. La gran virtud de ‘Cuerpo de Élite’ es que empieza como un chiste y termina como un chiste, pero en medio ha conseguido ridiculizar a toda la clase política española y los mil tópicos regionales y del humor costumbrista. Una de las críticas más curiosas que le han hecho a la película es esta: “Empieza con un buen planteamiento, pero a medida que se hace más compleja la película funciona peor y no saca el mejor rendimiento”. Además de convertir a Carlos Areces y Joaquín Reyes en el espejo deformado de la clase política española, todo un logro (pero es que hay buen material sociológico y dos buenos cómicos), lo cierto es que jugar a tocar las narices con los tópicos nacionalistas es ya otro mérito. Dicho de otra forma: juntar a un ertzaina, un mosso d’esquadra, una guardia civil, un legionario ecuatoriano y españolista, y un agente de movilidad de Madrid, esa raza de supervivientes que hasta ahora son los únicos que le han parado los pies a Esperanza Aguirre en este país.

Cuerpo de Élite (2016) mixta

La cuestión de fondo es que ‘Cuerpo de élite’ es algo más que la típica comedia ibérica de toda la vida, sube un poco por encima del costumbrismo, pero de nuevo cae en él en cuanto se le exige un poquito más. Una comedia de cajón: cinco inútiles de diferentes cuerpos de seguridad nacionales y que, cada uno, representa una de esas minas costumbristas, porque se mezclan los orígenes (una andaluza, un catalán, un vasco, un madrileño toca narices y un legionario que, para más inri, es ecuatoriano y nacionalista español para compensar el origen y el aspecto) con las leyendas urbanas y populares sobre el mosaico de policías nacionales y regionales que hay en España. Entre ambos planos funciona la película, a la que se une le hecho de que son los peores de todo sus cuerpos profesionales. Nada como juntar a un grupo de idiotas y mofarse a su costa para hacer reír al público. No es algo único de España: en todos lados se hace, pero menos que aquí.

Y para que lo comprendan, aquí va la sinopsis: “En España hay un grupo de operaciones especiales tan secreto que nadie sabe de su existencia. Es el Cuerpo de Élite autonómico formado por una guardia civil andaluza, un agente de movilidad madrileño, un ertzaina, un mosso d´esquadra y un legionario. Ellos son los elegidos para la gloria y deberán superar sus diferencias para salvar al país antes de que sea demasiado tarde. Antes no sabías en manos de quién estaba tu seguridad. Ahora preferirás no saberlo”. Esta película está directamente en el otro punto posible del de Woody Allen, explota sin compasión todo tópico imaginable, ya sea regional, identitario, policial o de género, lingüístico o no, es una exageración tras otra con el único objetivo de explotar a fondo el subconsciente del público y hacer ganar algo de dinero a la industria nacional del cine.

Ficha de ‘Cuerpo de Élite’:

Película: Cuerpo de élite. Dirección: Joaquín Mazón. País: España. Año: 2016. Duración: 97 min. Género: Comedia. Reparto: María León, Miki Esparbé, Jordi Sánchez, Andoni Agirregomezkorta, Juan Carlos Aduviri, Silvia Abril, Carlos Areces, Joaquín Reyes, Pepa Aniorte. Guión: Adolfo Valor y Cristóbal Garrido.