Ya es oficial: la Humanidad ha conseguido sacar algo fabricado por ella fuera del Sistema Solar, la sonda Voyager 1.
Pequeña, ya desfasada para la tecnología actual, casi primitiva para como será dentro de 20 años, con un disco de oro con información básica sobre quiénes somos y dónde estamos, y sobre todo un aspirante a entrar en todos los récords imaginables. La Voyager 1 está, literalmente, muerta para la Humanidad, pero muy viva para la ciencia, que 36 años después de ser lanzada ha conseguido superar la frontera donde llega el viento solar.
Originalmente la Voyager 1 se lanzó en 1977 para fotografiar y analizar Júpiter y Saturno, enviar la información y seguir adelante. La NASA, madre de la sonsa, decidió que seguiría su viaje indefinidamente para saber hasta dónde llegaba. Según la nota oficial, “al abandonar la heliosfera y navegar por los mares cósmicos entre las estrellas, Voyager se ha unido a la historia de la exploración”. Actualmente está a 18.800 millones de km de nuestro planeta.
La heliosfera y sus bordes son los límites de nuestro sistema planetario, una gran esfera formada por el viaje de las partículas del viento solar. Fuera de ella está el espacio profundo, sin ningún tipo de influencia solar y a la intemperie, nunca mejor dicho. La noticia se conoció el pasado 25 de agosto pero la NASA no se atrevió a publicarla oficialmente porque no estaban seguros aún y se dieron tiempo para analizar los datos de la nave, que está equipada para analizar la densidad de electrones que la rodea y así determinar si está dentro o no de la heliosfera. Fue ese día cuando los datos recogidos por la NASA determinaron que estaba fuera por un súbito descenso de la densidad, dejando la fecha para la Historia de la agencia y de toda la raza humana por extensión.
La Voyager 1 es una sonda espacial robotizada de 722 kg, lanzada para explorar los dos gigantes Saturno y Júpiter y de paso llegar hasta los límites posibles. La sonda seguirá vagando en su trayectoria fuera de los límites hasta que deje de emitir o choque con algo, o bien dejen de funcionar sus RTG (generadores termoeléctricos de radioisótopos), que se estima será para 2025, cuando ya pueda comunicarse, se apague y siga vagando en solitario. La Voyager 1 traza una trayectoria hiperbólica y ha superado la velocidad terminal “de escape”, por la cual ya no podrá regresar al Sistema Solar. De todas formas ésa no era su misión. Es una de las pocas de la superclase de sondas interestelares junto con las Pioneer (la 10 y la 11), la Voyager 2 y la New Horizons rumbo a Plutón.
La sonda, un detalle del disco con información sobre la especie humana y un detalle de la heliosfera