Desde que Plutón cayera en desgracia años atrás y dejara de ser el noveno planeta oficial para convertirse en un simple planeta enano o planetoide, su suerte la han compartido muchos otros. Ahora hay uno nuevo, Higía.

La lista no es grande pero sí muy importante; un planeta enano tiene una serie de condiciones de tamaño, órbita y características que debe cumplir: que tenga gravedad propia y por lo tanto adquiera una forma esférica, que orbite en torno al Sol y no alrededor de otro planeta (entonces sería una luna, por grande que sea) y que no haya despejado de su órbita otros cuerpos (algo que sí hacen los planetas). En todas las listas aparecen siempre Ceres (incrustado en el Cinturón de Asteroides en órbita entre Marte y Júpiter), repleto de agua bajo su capa de hielo perpetuo, Eris, Makemake y Haumea. Además, por supuesto, de Plutón, redescubierto para la Humanidad por la misión New Horizons junto con su inseparable luna Caronte. Higía era un simple cuerpo del Cinturón de Asteroides más allá de Marte.

Higía cumplía con todo salvo con una, la primera, ya que no había confirmación visual del mismo. Gracias a un estudio (publicado en Nature Astronomy) centrado en el instrumento SPHERE del telescopio VLT de Atacama (Chile) por fin se puede confirmar que tiene forma de planetoide y por lo tanto ya cumple con todos los requisitos para dejar de ser un simple cuerpo orbital. El telescopio se usó a través del Laboratorio de Astrofísica de Marsella (Francia), la institución que ha desarrollado el informe astronómico. Gracias a su trabajo ya sabemos que Higía no sólo es un planeta enano, sino que es el más pequeño de todos de su categoría: 430 km de diámetro frente a los 950 de Ceres. Pero no es el único pendiente de estudio.

Imagen real captada por el telescopio del planeta enano Higía

En esta subcategoría, de gran importancia para entender el equilibrado baile orbital y gravitatorio del Sistema Solar (e incluso las posibilidades de colonización o de la futura minería espacial), siguen a la espera de estudios más profundos asteroides como Vesta, el más grande de todos y que podría definirse como un cuerpo “semiesférico” (tiene una faz plana que supondría que no tiene gravedad propia), Palas o Juno, que tienen el mismo problema gravitatorio. Como ellos la lista de asteroides en órbita es larga y muy diversa, especialmente en el anillo interior del sistema (el Cinturón de Asteroides) y más allá de la frontera de Neptuno (los “objetos transneptunianos”). En tierra de nadie hay más de 7.000 cuerpos esperando ser catalogados como algo más que “asteroides”.

Hasta ahora la teoría del nacimiento de Higía (bautizada en honor de la diosa griega de la salud) era que se formó como un “producto mixto” de la destrucción de un viejo cuerpo que hace miles de millones de años por sucesivos choques violentos con otros cuerpos. Un trozo de ese viejo mundo se fusionó con otros más dispersos, y con el tiempo dio origen a Higía, que al tener un punto gravitatorio propio acabaría teniendo una forma esférica. Pero lo que el VLT ha visto no casa con esa teoría, ya que la superficie no presenta impactos ni fracturas de fusión evidentes, a pesar de que es relativamente cercano en el tiempo (a escala cosmológica).