Un equipo de arqueólogos han encontrado en Kaldar (Irán) las primeras huellas contrastadas de presencia de Homo Sapiens fuera de África, poco después de que empezara la última migración humana que le llevaría por el resto del mundo.

Imagen de portada: entrada de la Cueva de Kaldar (Irán)

La salida del Homo Sapiens de África fue paulatina, cíclica y compleja. Ni todos los Sapiens se fueron del continente (los que se quedaron dieron pie a los africanos actuales) ni su viaje fue tan directo como se cree. De hecho hubo parones, avances y retrocesos, mezclas y derivaciones. En Europa y Asia Central los Homo Sapiens se llegaron incluso a emparentar con los Neandertales, mientras que en el resto de Asia lo hicieron con los Demisovianos; ambas especies eran previas, algo así como “primos-hermanos” emparentados con los Homo Sapiens, pero en un estado mucho más primitivo. El ADN de los europeos ha demostrado que las vinculaciones genéticas: por así decirlo, todos los europeos llevan en su código genético rastro de la mezcla con los Neandertales.

Hoy somos aquellos Sapiens, aunque algo más evolucionados (especialmente por la alimentación omnívora y la tecnología), pero a grandes rasgos no hay mucha diferencia entre ellos y nosotros. Quizás fueran más bajitos y de tez más oscura, pero de ese tronco inicial saldría todo lo demás. Pero lo que el equipo de investigadores (codirigido por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social – IPHES) ha encontrado en la cueva iraní de Kaldar es una huella de aquella migración. El informe se ha publicado en Scientific Reports. Es la primera, además, fuera de África. Evidentemente habrá más en el resto de Oriente Medio, especialmente en lo que hoy es Israel, Líbano, Siria e Irak, la principal ruta de ascenso fuera del continente original.

Desde ahí el árbol migratorio humano se abrió hacia el norte, el oeste y el este. Pero las pruebas de carbono 14 determinan que tienen entre 54.000 y 36.000 años de antigüedad, un suspiro cósmico pero que abarca perfectamente todo el devenir humano desde el último salto biológico concretado. Se trata de herramientas de piedra asociadas a restos de animales que demuestran el paso de los Homo Sapiens por allí, y de manera muy pretérita, es decir, que Irán fue usado como punto base de migraciones posteriores, parte de una ruta más grande que llegaría hasta Indochina y Japón pasado un tiempo, o hasta Escandinavia por el otro punto.

Fotografía de las herramientas encontradas en el yacimiento

El Homo Sapiens surgió en África en una horquilla de tiempo que sitúa a los primeros hace unos 200.000 años (según el cálculo más arriesgado en cuanto a tiempo antiguo), y entre 150.000 años (el más conservador). Pero tardaron varios milenios más en llegar a Europa, más tarde incluso que a Asia occidental, donde penetraron con anterioridad. Fue en un tiempo muy diferente del actual: el nivel del mar era mucho más bajo debido a la glaciación, que dejó al descubierto puentes de tierra más grandes y muchos más pasos para migrar que hoy; además las bandas climáticas eran diferentes, ya que al haber una gran masa fría en el norte es probable que Oriente Medio fuera un lugar mucho más húmedo, fértil y con más recursos. No es casual que la civilización urbana humana naciera en Mesopotamia y la costa mediterránea de esa parte del mundo.

La cueva de Kaldar, y toda la zona en la que está, fue además una estación de paso y vida de otros grupos de homínidos, como los Neandertales. La excavación ha demostrado que hay incluso posibles huellas de éstos previas a las de los Sapiens, que muy probablemente se encontraron con la zona ya medianamente retocada por los anteriores pobladores. Los rastros consignan que existió un primitiva “industria” (en el sentido de procesamiento de materiales para un fin nuevo concreto) que la emparenta con los humanos modernos, como por ejemplo hojas curvas, raspadores de madera y hueso, objetos tallados en hueso y marfil, incluso lo que parece ser una primitiva flauta (hecha con huesos de ave, mucho más ligeros y que proporcionan sonoridad), colorantes artificiales hechos con otros materiales en polvo, e incluso pendientes realizados con dientes de animales.

El hallazgo iraní es la puerta a algo más grande, que incluye nuevas expediciones que deberían encontrar ahora fósiles de Homo Sapiens. La arqueología le pasará entonces el testigo a la paleontología, que deberá encontrar en la zona los restos humanos que demuestren que, en efecto, Kaldar no es una huella difusa.

Localización de la cueva de Kaldar y posibles zonas ligadas al yacimiento