Científicos japoneses han desarrollado por primera vez tejido hepático a partir de células madre derivadas de la piel y la sangre: un hito en la medicina regenerativa futura.
De la misma forma que fue fundamental hace apenas unas semanas que un equipo de Oregon fuera capaz de clonar una célula madre humana, lo que ha logrado el equipo de Takanori Takebe y sus compañeros va un poco más allá: han sido capaces de clonar y desarrollar el tejido que forma un órgano humano. A partir de aquí las vías médicas son infinitas: en un futuro próximo un individuo podría, al primer síntoma de fallos hepáticos o de otros órganos, “encargar” uno idéntico nuevo e incluso mejorado. Se acabarían las listas de transplantes y las agonías de los enfermos.
Pero no será inmediato: podría tardarse otros diez años en conseguir que hígados cultivados en laboratorio puedan usarse para tratar a los pacientes. No obstante el equipo japonés asegura que ya tienen las pruebas y los métodos del proceso para allanar el camino hacia ese futuro de ciencia-ficción que acabamos de describir. Todo el proceso ha sido publicado (cómo no…) en la revista Nature, una de las dos grandes del mundo científico junto con Science.
El equipo japonés pertenece a la Ciudad Escuela de Medicina de la Universidad de Okohama en Japón y ha utilizado las células iPS para desarrollar tres tipos de células diferentes que normalmente se combinan en la formación natural de un hígado humano en un embrión en desarrollo (endodermo células hepáticas, células madre mesenquimales y células endoteliales) y las combinaron entre sí para ver si conseguían que se produjera un crecimiento. Esas mismas células crearon estructuras que podrían llamarse “brotes de hígado”, y que se habían especializado para crear el característico tejido hepático previo a la formación del órgano. Hay dos tipos principales de células madre: las células madre embrionarias, que se consiguen a partir de embriones, y las células reprogramadas o células madre pluripotentes inducidas (iPS), que se obtienen sobre todo de la piel o de sangre.
El siguiente paso fue el uso de otros animales para desarrollar esos mismos órganos; se hizo en ratones y funcionó: los “brotes de hígado” crecieron y los vasos sanguíneos se conectaron a los vasos sanguíneos del ratón huésped y comenzaron a realizar muchas de las funciones de las células hepáticas humanas. “Hasta donde sabemos, éste es el primer trabajo que demuestra la generación de un órgano humano funcional a partir de células madre pluripotentes”, han destacado los investigadores en la revista Nature.
Investigadores de todo el mundo han estado estudiando las células madre de varias fuentes durante más de una década con la esperanza de capitalizar su capacidad de transformarse en una amplia variedad de otros tipos de células para tratar diversas enfermedades. La grave escasez de donantes de órganos para el tratamiento de pacientes con fallos en el hígado, los riñones, el corazón y otros órganos afectan a muchos países, por lo que los científicos están concienciados de la necesidad de crear nuevos caminos para arreglar esa escasez. La comunidad científica apunta ya a esa posibilidad real: cada uno de nosotros podría generar órganos suplementarios en caso de necesidad. O simplemente “partes” del órgano.