Un cometa va a poner en serios problemas a Marte, a la NASA y la ESA, poco después de que se haya descubierto un cráter “joven” de un impacto reciente. 

Cuantos más ojos se fijan en Marte, más sabemos del planeta hermano, y lo es por cronología, orígenes y también por ser el único que en su día tuvo agua y posiblemente una atmósfera que permitiera la vida. Nada que ver con el infierno absoluto que es Venus, tan hermoso por fuera y tóxico e insoportable bajo esa capa atmosférica. El problema es que al estar más pendientes del planeta rojo se encuentran más datos sobre su presente y su pasado. Y su futuro inmediato: el próximo 19 de octubre el cometa C/2013 A1, también conocido por Siding Spring, va a pasar “rozando” Marte a eso de las 18:30 horas de la tarde según el horario de Greenwich.

Y cuando decimos rozando queremos expresarlo en medidas cósmicas: 136.000 km de la superficie marciana, que en esos parámetros es como si una bala rozara nuestra oreja levemente. El problema serio lo van a tener la miríada de sondas que orbitan Marte y lo escudriñan para nosotros. Será el segundo cometa que visite Marte en 12 meses, siguiendo al cometa ISON en octubre pasado. Apenas un año después lo van a visitar los vecinos otra vez, pero mientras que el ISON pasó a 10 millones de km (sigue siendo muy cerca), el C/2013 A1 va a ver el vecindario de la Curiosity si se esmera.

Ha sido el centro de la misión Mars Express (ESA) la que más ha comentado el suceso. Aunque no va a haber colisión entre cometa y planeta, lo que podría afectarnos directamente porque podría arrancar material y lanzarlo al espacio quizás en dirección a la Tierra, o incluso podría desviar el cometa y darnos un susto en este “vecindario”, lo cierto es que la nube de partículas que arrastra consigo el cometa será tan grande que podría envolver Marte y, por tanto, la órbita de las naves espaciales que rodean el planeta.

Diagrama del paso del C/2013 A1 por Marte

Actualmente hay tres espías alrededor del planeta: Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) y Mars Odyssey, de la NASA, y Mars Express, de la ESA. En camino hay otros dos más que, para más morbo, entrarán en órbita marciana unas semanas antes del paso del cometa,el Mars Atmosphere and Volatile Evolution (MAVEN) y el orbitador de Marte de la India. La NASA y la ESA ya se han puesto manos a la obra para proteger sus máquinas de la nube de polvo que podría ensombrecerlas durante un tiempo precioso para la exploración marciana. Se teme, además, el efecto que podría tener sobre los rovers que todavía hay sobre la superficie.

El problema de la nube de polvo no es el tamaño, que en órbita podrían convertirse en balas que rompieran instrumentos de las sondas: la velocidad de una partícula de polvo del tamaño de un grano de arena puede en órbita alcanzar velocidades de 200.000 km por hora y agujerear cualquier cosa metálica imaginable. No es el único problema: los pulsos electromagnéticos y nubes de plasma generadas por esta velocidad de las partículas puede ocasionar problemas en los sistemas electrónicos.

Europa ya tiene varias opciones mientras la NASA trabaja para saber hasta qué punto puede resentirse su red de sondas. La ESA estudia ajustar la órbita para esconder las sondas detrás de Marte mientras el cometa pasa por el lado opuesto; otra opción es “blindar” las sondas para evitar que el polvo las dañen; otro método es no intentarlo y aprovechar la oportunidad para observar el cometa más de cerca ya que se trata de un evento único, por lo que la ESA podría ser capaz de sacar partido de un vecino peligroso.

El último impacto encontrado: Marte es bombardeada a diario

Pero el C/2013 A1 no es el primero ni el último que roza Marte. La débil atmósfera marciana no es un obstáculo y el planeta ha registrado varios impactos en los últimos años: el cálculo es de un promedio de 200 choques por año, tantos como la Tierra pero con una diferencia: en nuestro planeta la atmósfera es mucho más fuerte y destruye la mayor parte de ellos. Muy pocos caen realmente sobre territorio. El último más espectacular, el que el año pasado provocó el caos en Siberia.

Pero otros son tan grandes como los que estudia la NASA y que es muy reciente (en la imagen superior). La imagen de la cámara Experimento Científico de Imágenes de Alta Resolución (HiRISE), acoplada a la Mars Reconnaissance Orbiter, muestra un cráter de 30 metros de diámetro rodeado de terreno teñido de tonos oscuros, un patrón de impacto muchas veces visto y que no casa con la geografía reciente de Marte.

La primera vez que fue detectado fue en julio de 2010, para luego volver a ser visto en la primavera de 2012 con cambios en la fisonomía de la zona circundante, lo cual se entiende como una acción directa del clima sobre la zona. Los investigadores utilizaron HiRISE para adquirir esta nueva imagen el 19 de noviembre del año pasado y pudieron ver que el impacto lanzó materiales a 15 km de distancia del punto central.