García y Olivares, un tándem que un día se preguntó por qué el pintor más extraño que ha tenido España no tenía una obra centrada en su vida, tan difusa y misteriosa como la de Shakespeare. El resultado es una novela gráfica triunfadora.

‘Las Meninas’ (Astiberri) ganó el premio a la Mejor Obra Española en el último Salón del Cómic de Barcelona. Un galardón para uno de los tres pintores con más proyección que haya tenido nunca España: Velázquez, Goya y Picasso. Hay más, y quizás el trío debería aumentar a cuarteto con Dalí. Pero ellos son los tres puntos clave de la pintura española. Cada uno de ellos, a su manera, anticipó y dio un giro nuevo a la pintura. Entre los cuadros de Velázquez se anticipa el discurso psicológico y personalista del arte contemporáneo (especialmente en sus retratos y en ‘Las Meninas’), también en su fase final se puede ver cómo las pinceladas se vuelven más simbólicas. Se advierte incluso un aperitivo de lo que luego sería el impresionismo. Hay cuadros de Velázquez que más parecen inspirados por Monet que por un pintor de corte del siglo XVII.

Goya también fue un revolucionario acorde con su tiempo: sordo, trastocado mentalmente, solitario, sus Pinturas Negras son un adelanto en más de 100 años de lo que luego sería el siglo XX: son puro expresionismo pero un siglo antes del expresionismo, pinturas cargadas de simbolismo que si se hubieran colgado en 1920 en una exposición casi nadie habría notado la diferencia temporal. El oscurantismo de ambos juega también a su favor a la hora de convertirlos en iconos culturales españoles. A Goya ya le han dedicado series de TV y varias películas por su azarosa vida y carrera artística. También a Picasso. Pero de Velázquez no se tenían muchas noticias salvo los textos de los libros oficiales que apenas se detienen en su vida, en el monólogo interior del creador frente a la figura histórica.

Fue un pintor de corte extraño, obsesionado con ser Caballero de la Orden de Santiago y que disfrutó de un estatus profesional que sólo los elegidos podían tener. No solo pintaba para reyes y nobles que pagaban. Cuando les daba la gana claro, que se lo digan a El Greco, que casi termina en los calabozos de la Inquisición por llevar a juicio a sus tacaños mecenas por las facturas impagadas. Además Velázquez fue amigo del rey Felipe IV, uno de los pocos que debió tener aquel monarca culto que anticipó sin embargo la degeneración final de los Austrias en Carlos II. Y esa oscuridad biográfica da para muchas historias. A Shakespeare le pasa lo mismo: ¿existió de verdad, fue una máscara de otro autor que quería anonimato por su posición, fue incluso una mujer? La lista de libros y películas sobre él es casi infinita. Pero a don Diego de Velázquez le teníamos perdido. Hasta ahora.

‘Las Meninas’ de García y Olivares, es un colosal repaso a la obra de Velázquez en formato de novela gráfica, un biopic diferente que reconstruye la forja del clasicismo pictórico español. Lo hace además desde un punto de vista muy particular, y un trazo en apenas tres o cuatro tonos de color igual de personal, muy cercano incluso a la última etapa pictórica del propio pintor. Y es que durante siglos, el cuadro que representa a la familia de Felipe IV ha sido el centro de atracción del Museo del Prado y ha inspirado a artistas y escritores, convirtiéndose en un verdadero icono. Pero frente a la fama de su obra se contrapone la oscuridad de la persona. Sombras que dan juego, y que en ‘Las Meninas’ recreó un juego de espejos ópticos y situaciones, el primer meta-cuadro, el primer diálogo directo con el espectador. Velázquez quiso jugar con nosotros contemporáneos, que entendemos mejor esa fotografía a tres niveles que es ‘Las Meninas’ que la gente de su tiempo. Juego de espejos y realidades fingidas donde el espectador ve a través de los ojos del pintor.

La obra gráfica arranca con el propio Velázquez, que después de toda una vida en la corte al servicio de Felipe IV, por es nombrado caballero en 1658, alcanzando una dignidad insólita para un pintor en aquel momento. En torno a este acto de ennoblecimiento cortesano, Santiago García y Javier Olivares construyen una fantasía de largo alcance inspirada en hechos históricos. Por sus páginas pasan el conde-duque de Olivares, Foucalt, el Greco o Buero Vallejo. No es sólo la historia de una obra de arte, sino la historia de cómo una obra de arte se transforma en un símbolo. Pero también una obra que guarda un secreto. Fíjense bien en el cuadro y lo entenderán: ¿quién mira a quién, por qué cada uno está en esa posición, por qué las líneas geométricas de esa pintura confluyen en dos puntos, uno luminoso y otro oscurecido, como si quisiera contarnos una historia a través de los siglos?

Santiago García (Madrid, 1968) escribe cómics y escribe sobre ellos desde hace más de veinte años. Formó parte de los equipos fundadores de las revistas especializadas U y Volumen, las cuales dirigió durante una etapa, ha escrito sobre cómic en el suplemento cultural de ABC y es autor del ensayo ‘La novela gráfica’ (Astiberri, 2010), traducido al portugués en Brasil y de próxima aparición en Estados Unidos. En 2011 recibió el premio a la divulgación en el Salón del Cómic de Barcelona. Como historietista, ha colaborado con dibujantes como Pepo Pérez en ‘El Vecino’ (Astiberri, 2004- 2009), Javier Peinado en ‘La tempestad’ (Astiberri, 2008) y David Rubín en ‘Beowulf’ (Astiberri, 2013). Acaba de publicar ‘Tengo hambre’ (¡Caramba!, 2014), con Manel Fontdevila, ‘El fin del mundo’ (¡Caramba!, 2014), con Javier Peinado, y ‘Fútbol. La novela gráfica’ (Astiberri, 2014), con Pablo Ríos.

Santiago Garcia y Javier Olivares

Santiago García y Javier Olivares 

Javier Olivares (Madrid, 1964) es ilustrador e historietista, se inició en la revista Madriz en los 80, y desde entonces ha combinado su trabajo en numerosas revistas como El País Semanal y periódicos como El Mundo con la ilustración de libros, tanto infantiles como para adultos. Entre sus libros de cómic más destacados se encuentran ‘Cuentos de la estrella legumbre’ (Media Vaca, 2005), ‘La caja negra’ (Glénat, 2001), ‘Las crónicas de Ono y Hop’ (Dibbuks, 2007) y ‘El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde’ (SM, 2009), este último con guión de Santiago García. Ha colaborado con Fernando Marías en el libro ‘El silencio se mueve’ (SM, 2010), y junto con este mismo escritor ha publicado ‘Prisioneros de Zenda’ (SM, 2012).

Algunos de sus últimos trabajos han sido ilustrar el libro ‘El perro de los Baskerville’ (Nórdica, 2011), una nueva edición de ‘Cuentos de Navidad de Charles Dickens’ (Mondadori, 2012) y ‘Lady Susan’ (Nórdica, 2014). Ha impartido varios talleres de ilustración tanto en España como en Latinoamérica y ha participado en numerosas exposiciones tanto individuales como colectivas. Es uno de los profesores titulares del Máster de Álbum Ilustrado que organiza “I con I” y que se imparte desde hace unos años en Madrid.

Las Meninas 2- comic