Creemos que conocemos el vecindario estelar, pero en realidad el espacio circundante a la pequeña bola azul terrestre es tan inmenso que no paramos de tropezar con nuestra vanidad. Que un grupo de astrónomos hayan descubierto doce nuevas lunas orbitando Júpiter es una cura de humildad y también la confirmación de que el gigante es un imán de materia que fuerza órbitas imposibles y casi kamikazes.