El Museo Thyssen-Bornemisza arranca el mes que viene su nueva temporada, con cuatro exposiciones ya concretadas (una de ellas la esperadísima de Munch) y la promesa de una retrospectiva más que generosa sobre Pierre-Auguste Renoir y sobre escultura.

El programa de la temporada hay que dividirlo entre lo que ya está publicado e informado (Munch, pintura norteamericana paisajista, realismo) y lo que vendrá pero no se ha concretado aún: Renoir, Caravaggio y el arte holandés, Caillebotte y una nueva concesión al impacto con una muestra sobre orfebrería basada en la casa Bulgari. Sobre estas exposiciones avanzaremos algo, especialmente en la de Renoir, que es uno de los tantos del museo para el año que viene. Gustave Caillebotte, por su parte, fue uno de los impresionistas menores en su tiempo pero que con los años ha redescubierto su carrera ante los críticos por lo avanzado que fue en algunos campos, como la pintura urbana, por delante de sus contemporáneos y anticipando otros estilos. Caravaggio será abordado de manera tangencial a partir de su influencia en el arte flamenco, cuando el pintor italiano, pendenciero y complejo como pocos, fue un faro para los pintores de Países Bajos.

Respecto a Renoir y Munch, las dos grandes apuestas, hay que poner un pie en cada año. Será en la última parte de 2016 cuando el público madrileño podrá ver la retrospectiva del francés, que incluirá obras nunca antes vistas en España. Será la segunda vez que Renoir reciba tanta atención en solitario en España, ya que la anterior fue del Museo del Prado y que contó con varias decenas de pinturas de uno de los grandes maestros del impresionismo. Uno de sus rasgos definitorios era la especial atención de Renoir (1841-1919) por incluir al espectador en la historia, creando escenarios íntimos para crear empatía en el que observa, lo que incluía muchas escenas sobre vida familiar o de relaciones. La exposición tendrá como aliciente varias obras nunca vistas antes en España, si bien la lista del catálogo todavía está sin cerrar y podría incluir todos los estilos en los que Renoir trabajó, desde los paisajes (uno de los temas recurrentes del impresionismo) a los retratos.

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‘El columpio’ y ‘El palco en el teatro’ (Renoir)

Pierre-Auguste Renoir, que entre sus muchos talentos y obras hay que incluir a su segundo hijo, Jean Renoir, uno de los grandes del cine del siglo XX, fue un pintor determinado por una corriente en la que ha quedado encajonado y donde destacó por su particular punto de vista, el impresionismo. Entre sus características más acusadas estuvo la sensualidad entendida como técnica, desde la forma de los cuerpos a las temáticas, inspirándose en el Renacimiento y en la figura de la mujer, a la que representó una y otra vez. Todos los impresionistas tuvieron un toque de obsesión repetitiva con los temas, sólo hay que pensar en Monet. Renoir la tuvo también, pero aquí no había nenúfares sino la exaltación del cuerpo y el paisaje.

Apenas hay rastros de la civilización industrial en la obra de Renoir: en el fondo era un costumbrista con otros medios estilísticos, lo que le valió tener cierto éxito personal a la hora de colocar sus obras. Hay un fondo de optimismo y alegría en su producción, incluso en los momentos de supuesto estrés, como en sus pinturas sobre obreros y campesinos. Y de la alegría de la vida a la de la carne hay un paso: abunda el desnudo femenino con los patrones pre-industriales, es decir, mujeres contundentes de formas rubensianas, si bien los cambios de parámetros de la belleza femenina ya se atisban en varios de sus cuadros. Pero antes de todo eso llegará el “noruego loco” que definió a la perfección la vida moderna a través de su angustia.

Tres cuadros fundamentales de Munch: ‘La niña enferma’, ‘Amor y Psyche’ y ‘Madonna’. 

‘Edvard Munch. Arquetipos’ (6 de octubre – 17 de enero de 2016). El Museo Thyssen-Bornemisza, en colaboración con el Munch Museet de Oslo, presenta en el otoño de 2015, la primera gran exposición dedicada al artista noruego en Madrid desde 1984. Comisariada por Paloma Alarcó, Jefe de Conservación de Pintura Moderna del Museo Thyssen-Bornemisza, y Jon-Ove Steihaug, Senior Curator y Acting Head of Exhibitions and Collections del Munch Museet, la muestra examinará la larga y prolífica carrera de Edvard Munch a través de ochenta obras del pintor, la mitad de ellas procedentes de la colección del Munch Museet.

Con una organización temática, abordará la representación de la figura humana en diferentes escenarios: la costa, la habitación del enfermo, el abismo, la habitación verde, el bosque, la noche, el estudio del artista… Para revelar la radicalidad de su lenguaje plástico, la exposición estudiará el juego entre las formas planas y sinuosas, la ambigüedad de los contrarios, el color simbólico, la deformación expresiva del cuerpo o la utilización de texturas y técnicas experimentales de grabado. En definitiva, ‘Edvard Munch. Arquetipos’ ofrecerá un análisis de las estrategias artísticas de las que el pintor se valió para orientar el espacio hacia una dimensión psíquica y convertir sus composiciones en una perdurable verdad simbólica de la condición humana.

‘La ilusión del Lejano Oeste’ (3 de noviembre – 7 de febrero de 2016). Esta exposición propone, por primera vez en España, seguir los pasos de los artistas que en el siglo XIX abrieron el camino al Oeste estadounidense para representar sus paisajes y las formas de vida de sus pobladores, las tribus indias. Hicieron visible el mito de un territorio salvaje, paradisíaco y peligroso, de una grandiosidad natural asombrosa. Con un prólogo dedicado a los exploradores españoles que establecieron los primeros contactos con las tierras y las tribus al oeste del Mississippi, la exposición ilustrará las apasionantes aventuras artísticas de Karl Bodmer, George Catlin y William S. Curtis, que documentaron, entre la precisión y la licencia etnográficas, costumbres, rituales y fisionomías; o las de los paisajistas que, como Albert Bierstadt, Thomas Moran o Thomas Hill, pintaron con ambición escénica la tierra prometida.

‘El lavabo’ (detalle) (Antonio López)

‘Realistas de Madrid’ (9 de febrero – 22 de mayo de 2016). Será para invierno de 2016 cuando el realismo español tenga su cuota en el museo. Una exposición dedicada al grupo histórico del realismo madrileño que reunió a Francisco López, Isabel Quintanilla, Julio López, María Moreno, Esperanza Parada, Amalia Avia y Antonio López, que ya contó con una muestra monográfica en el Museo en el año 2011 y que en esta ocasión mostrará obras de reciente creación. La exposición incluirá 75 obras entre óleos, esculturas, relieves y dibujos, procedentes de las colecciones de los propios artistas, de instituciones y coleccionistas nacionales y europeos. El discurso se articulará en torno a tres grandes bloques temáticos: Del bodegón a la ventana, Patio y calle y La figura. Incluirán obras de varios artistas, de forma que se puedan remarcar los puntos que tienen en común tanto en la elección de los temas como en la forma de abordarlos, unos nexos que se ven reforzados por las relaciones tan estrechas que les unen, ya sean personales, familiares o de amistad, así como por las coincidencias en la formación académica recibida.

‘Wyeth. Andrew y Jamie en el taller’ (1 de marzo – 19 de junio de 2016). EEUU volverá a tener hueco después del paisajismo que ayudó a conformar la imagen del país que se verá en el cambio de año. En colaboración con el Denver Art Museum llegará a España la primera retrospectiva sobre Andrew y Jamie Wyeth, representantes del realismo americano del siglo XX. En total más de seis decenas de piezas, muchas de ellas nunca antes vistas en público, que permitirán conocer la carrera de estos dos artistas (padre e hijo) que estructuraron una de las constantes del arte norteamericano frente al europeo: el realismo, más allá del constumbrismo. Los dos se retaban muchas veces, trabajaron en paralelo y se desafiaron para intentar que el apellido Wyeth llegara más lejos todavía, sin olvidar que Jamie (1946) sigue vivo y es un eterno permanente de su padre Andrew (1917-2009). Esto ha permitido tener acceso a la obra de ambos