El gran contrapoder a Occidente, y que podría ser su gran socio de progreso si hubiera más sentido común por ambas partes, aprieta el acelerador de la ciencia y la tecnología. Y sin necesidad de copiar, como se sospecha que ha hecho hasta ahora.
El gran contrapoder a Occidente, y que podría ser su gran socio de progreso si hubiera más sentido común por ambas partes, aprieta el acelerador de la ciencia y la tecnología. Y sin necesidad de copiar, como se sospecha que ha hecho hasta ahora.
La fusión nuclear es la panacea total: la Humanidad, de poder controlarla “en frío”, es decir, reproducirla en laboratorio y poder canalizar la energía derivada, accedería a una fuente energética inagotable que revolucionaría para siempre la civilización. Los experimentos de este mes con “pulso láser” son un primer escalón superado hacia ella.
El legendario Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena (California), responsable de gran parte de los programas de la agencia, prepara un experimento único: recrear en una instalación orbital acoplada a la Estación Espacial Internacional (ISS) el punto de frío más cercano al Cero Absoluto.
Han pasado ya 40 años de la muerte de Werner Heisenberg, físico, creador de la mecánica cuántica, Nobel en 1932, padre del Principio de Incertidumbre y uno de los responsables del intento de los nazis de tener la bomba atómica. Aunque un error de cálculo (¿deliberado?) permitió que no la consiguieran. Su historia es digna de ser llevada al cine.