De entre todos los mundos pequeños con opciones de albergar vida extraterrestre bacteriana o microscópica (que nadie espere hombrecillos verdes con antenas) Titán es uno de los más prometedores. Y extraños: es el paraíso de los hidrocarburos, con lagos de metano y nubes de etano en lugar de agua. Pero son el caldo de cultivo perfecto para la vida bacteriana. Ahora se sabe por qué se forman. 

Titán tiene dos particularidades: es el Cielo de los amantes de la gasolina y los combustibles fósiles, con mares de metano y un ciclo hídrico dominado por el etano y otros hidrocarburos. Es un mundo helado (-180ºC de temperatura media en superficie) pero con una segunda característica: es el único en el que se han observado mares, lagos y canales de superficie. Ahora sabemos un poco más de su formación: las depresiones se forman igual que en la Tierra, por descomposición de la superficie y movimientos depresivos de los materiales. Todo el sistema está presente en las zonas polares, donde hay mares de varios cientos de metros de profundidad en los que se han fotografiado (gracias a la sonda Cassini) incluso señales de oleaje. Son gigantescos lagos del tamaño casi del Baikal o mayores aún.

También hay más lagos en otras latitudes o alrededor de los grandes, más pequeños, en muchos casos incluso con formas irregulares o circulares. Y depresiones profundas que sin embargo están liberadas de líquidos. Es decir, que el proceso geológico de la superficie no se debe a la liberación de hidrocarburos líquidos, sino que estos se adaptan a las irregularidades de un terreno ya de por sí mucho más accidentado de lo que se piensa. La forma en la que se llenan o no esas depresiones tiene que ver más con las nubes que con la existencia de ríos, si bien hay también canales, pero no se sabe si secundarios o principales. Hay tres maneras de llenar una depresión: ríos que desembocan en ella, lluvia o inundación desde abajo. La observación ha permitido ver que muchos de esos lagos se secan durante el ciclo más seco en Titán, que dura 30 años. La opción más fiable es una lluvia cíclica de metano o bien que depósitos subterráneos surgidos de la descomposición de los materiales de la superficie emerjan entre las grietas.

 

Pero ahora la Agencia Espacial Europea (ESA) ha determinado un modelo más lógico, parecido al que sucede en la Tierra con las llamadas “formas kársticas”, esto es, surgidos de la erosión de la caliza y el yeso que alberga los depósitos de agua subterránea. La porosidad de este tipo de rocas permite que emerjan los lagos. Un proceso similar podría suceder en Titán. Es una de las explicaciones más plausibles ante la inexistencia confirmada de un sistema de canales drenantes. Esto implicaría otras suposiciones: primera, que la superficie de Titán está conformada por materiales muy blandos, o bien que hay una capa de hidrocarburos en estado sólido en la superficie y que al erosionarse provoca los lagos o cuando menos la posibilidad de que suba su contenido desde el subsuelo. Literalmente los hidrocarburos erosionarían otros hidrocarburos mezclados con la roca y abrirían brechas por las que sube el material.

Fotografía de alta resolución con las costas y lagos de hidrocarburos de Titán

 

Pero la erosion de Titán es como el paso de un caracol: harían falta una media de entre 40 y 50 millones de años para crear una depresión de cien metros de profundidad. Sólo llueve en las zonas polares y durante el “verano” y se desconoce si hay fuerzas contrarias a la erosión que podrían condicionar el proceso. Además el frío de Titán no alienta precisamente la actividad atmosférica. Sea como fuere, es evidente que la particular orografía de esta luna de Saturno tiene muchos paralelismos con mundos atmosféricos complejos como la Tierra. Lo que funciona en un mundo debería, en virtud de la coherencia de las leyes físicas, poder suceder en otro aunque las condiciones no sean parecidas. Por ejemplo, el ciclo de tormentas de Marte es muy parecida al que sacude el Sahara, pero a una escala infinitamente mayor.

Oleaje en la superficie: ¿erosión eólica o movimientos geológicos?

Pero erosión hay. Hay detalles que demostrarían que sí existe también allí. Por ejemplo, las imágenes enviadas por la sonda espacial Cassini de la NASA en marzo de 2014 permitieron dar un vuelco a la comprensión de la atmósfera de Titán. Se vieron, o entendieron que veían, por primera vez, olas en sus mares de hidrocarburos. De la sensación al hecho hay mucho camino, un abismo que supondría reconocer, por primera vez, que hay algo parecido a mares con oleaje fuera de nuestro planeta. Titán es la utopía de cualquier empresa petrolera: en lugar de agua lo que hay todo tipo de formaciones de hidrocarburo en estado líquido y gaseoso. Uno de esos mares es el Punga (Punga Mare según la terminología astronómica oficial), donde la Cassini, que vigila esta luna y Saturno, y allí es donde la sonda captó reflejos de luz solar sobre la superficie de ese “mar”. Funcionaría igual que con los océanos terrestres: al moverse el líquido refleja la luz del Sol de manera diferente, varía, crea distorsiones que en realidad son las olas en movimiento.

Según algunos investigadores americanos asociados al programa Cassini y que gestionan la información que recoge esta sonda, esas olas apenas tendrían unos centímetros de alto debido, principalmente, a que los hidrocarburos son mucho más densos que el agua y que Titán es muy estable. Los mares de Titán son “planos”, esto es, apenas se mueven. Pero podría tratarse de rachas de viento de superficie lo suficientemente fuertes como para mover esos hidrocarburos, que desde fuera parecían puro cristal oscuro. Otros investigadores ya han mencionado esa posibilidad en el pasado. Mas que olas los distintos equipos de la Cassini y de universidades asociadas hablan de “ondas perturbadoras” que actuarían como cuando se golpea un barreño de agua. Podría deberse a algún tipo de movimiento del subsuelo que “golpeara” el líquido. Pero irá a más: en la NASA aseguran que en breve habrá más vientos en Titán ya que el planeta entra en la fase primaveral y abandona el invierno helador. Y es una oportunidad única, porque el “año saturnal” del planeta y sus lunas dura 29 años. El problema es que la Cassini dejará de ser útil en 2017 y hay problemas para que coincida de nuevo a esa distancia con Titán.

Titán en detalle

Es la mayor de todas las que orbitan el planeta anillado (es más grande que Mercurio y más denso que la Luna), cuenta con una atmósfera gruesa y rica en gases que son potencialmente necesarios para la germinación de vida biológica: nitrógeno y metano. En realidad todo Titán está cubierto por una bruma persistente, especialmente en zonas únicas: lagos de hidrocarburos en estado líquido. Algunos tienen el tamaño del Mar Negro terrestre y se les considera mares. En ellos podrían, perfectamente, aparecer bacterias que se alimenten de metano en estado líquido, igual que ocurre con el petróleo en la Tierra, donde algunas formas de vida microscópica pueden, literalmente, devorarlo. En realidad Titán cuenta con un ciclo de metano similar al del agua en la Tierra: hay ríos, lagos, deltas… incluso dunas y movimiento de materiales por el viento. Y estaciones similares a las de nuestro planeta, pero donde la base del ciclo es el metano.

Más madera: es el único lugar del Sistema Solar donde hay propileno junto con la Tierra.No obstante Titán es demasiado frío (temperatura media de -180ºC) y el agua líquida podría existir, pero no en la superficie sino a mucha profundidad. Al igual que en Europa y Encelado, existe la posibilidad de que haya océanos subterráneos mezclados con amoníaco. De existir agua podrían producirse reacciones químicas que dieran como lugar a aminoácidos, un paso fundamental para la vida. Cuando un meteorito impacta en la superficie helada (o con alguna erupción criovolcánica), el agua se derrite por fricción y podría mezclarse con otros componentes, y podría permanecer en este estado durante el tiempo suficiente para que otros componentes reaccionaran con ella y crearan moléculas orgánicas complejas. Otra prueba de que podría existir vida es que en Titán apenas hay acetileno, que se produce cuando la radiación ultravioleta incide en el metano; como no existe debe existir algún tipo de prueba biológica. La vida estaría recomponiendo los niveles de metano en el planeta de alguna forma. Es una teoría compleja, muy hipotética pero que podría funcionar: detectar la presencia de vida biológica a partir de las variaciones de presencia de determinados gases.

Imagen reconstruida de uno de los polos de Titán donde se observa la distribución de los mares de hidrocarburos; en el detalle no se aprecian sistemas de riego, lo que avalaría la teoría de la lluvia o la subida de material desde el subsuelo (Foto: ESA)