No es la primera vez que hablamos de la minería espacial, que tiene hoy más tintes de ciencia-ficción que de realidad, pero como tantos otros desafíos de la mente humana, sólo es cuestión de tiempo y desarrollo tecnológico. Mucho más cuando detrás hay, literalmente, cientos de miles de millones de euros. Explotar las casi infinitas reservas mineras que hay sólo en nuestro Sistema Solar es demasiado atractivo y lucrativo como para que el capitalismo no agarre con fuerza a la ciencia astronómica.