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Letras – La última novela de Atxaga

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Bernardo Atxaga se despide del formato novelesco con ‘Casas y tumbas’, publicada en febrero, un libro de historias coaligadas que salta en el tiempo y mantiene el mismo estilo entre lo real y lo ficticio, lo onírico y lo histórico. Se termina una era literaria y se abre otra: Atxaga será libre para experimentar.

Reportaje – Euskadi Jazz, tres semanas de verano

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Entre el 4 y el 29 de julio, tres semanas, tres festivales de jazz veteranos en el rincón de la Península Ibérica donde mejor se trata al género de garito que conquistó el mundo. Getxo, Vitoria-Gasteiz y San Sebastián, escenarios perfectos con un público entregado. El mejor verano de jazz de manera sucesiva: Getxo Jazz (4 al 8 de julio), Jazz Vitoria (del 17 al 21 de julio) y el más ambicioso de todos, Heineken Jazzaldia (del 25 al 29 de julio). Durante años han sido la vanguardia del culto de un estilo de música salida de las entrañas de EEUU para luego expandirse por el mundo, y que tiene en el verano su mejor plataforma al margen de los clubes de jazz de toda España donde se venera a los mismos que pisarán las tres ciudades del norte.

‘Mitologika’: Euskadi arcana con Astiberri

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El próximo 30 de noviembre la editorial Astiberri publica una iniciativa entre el arte y la pedagogía histórica, cultural, onírica, visual, explicarle al mundo la mitología vasca, que hunde sus raíces en el tiempo pagano precristiano y que se nutrió luego de la nueva religión para cimentarse. Euskadi no olvida a sus arcanos, y Astiberri lo publica.

Qué ver en… el Museo Guggenheim de Bilbao

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Esta vez le toca el turno al Museo Guggenheim, uno de los mayores centros de divulgación del arte contemporáneo en España, y que mantiene abiertas tres exposiciones temáticas más una cuarta centrada en piezas de su propia colección.

Reportaje – San Sebastián-Vitoria: la dupla de jazz en 2016

Os avanzamos lo que podréis ver en los dos festivales de jazz con más solera y peso en España, arremolinados en el País Vasco, cuna de los mejores conciertos y del mimo a un género que no ha sido nunca muy bien tratado en este lado del mundo. San Sebastián-Donosti y Vitoria-Gasteiz son rincones que año tras año suman fans del jazz y curiosos que se enganchan a dos festivales legendarios, con más de cuatro décadas a sus espaldas y que han evolucionado para ser grandes citas transversales donde el jazz, además de leitmotiv, es una excusa para recrearse en la música en dos ciudades emblemáticas.

Tabakalera San Sebastián: otro eslabón cultural para el norte

Tabakalera, centro internacional de creación y cultura contemporánea en San Sebastián, reabrió sus puertas con la activación de algunos de sus espacios, un largo despegue para que esté a pleno rendimiento en 2016 como referente cultural en la ciudad, Euskadi y España.

Escapada a Vitoria

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Una idea de nuestra sección de Viajes: para el próximo fin de semana, Vitoria.

Por Luis Cadenas

El aire es el que marca las ciudades. La atmósfera que la impregna y que suele proceder de cómo es la sociedad sobre las que se asienta. Vitoria es el ejemplo perfecto de cómo una ciudad media puede convertirse en el espejo en el que mirarse. Enclavada en un cruce de caminos, fue siempre un punto estratégico y apetecible, aprisionada por Roma primero, por los cristianos después. En ese cruce surgió la aldea de Gasteiz, la villa de Vitoria, un modelo de desarrollo urbano de calidad y guía para muchas otras. En ese modelo, que el viajero podrá disfrutar y percibir desde que se baje del tren o el autobús, se unen criterios de cohesión social, habitabilidad, respeto al entorno, accesibilidad, conservación, recuperación del patrimonio y programas de integración y participación social.

Después de Gerona, es la segunda urbe de España con mayor calidad de vida, la ciudad española con más zonas verdes, 42 m² por persona contando el Anillo Verde, y la segunda si sólo se cuentan las áreas verdes dentro de la ciudad con 23,4 m² por persona. Es, también, la pequeña Berlín del norte por el uso de la bicicleta entre los ciudadanos, uno de esos baremos que miden el civismo de los habitantes de una ciuda que dispone igualmente de un fluido servicio de bus urbano y un tranvía que recorre el centro y periferias de la ciudad.

Diseñada siguiendo las reglas de una fortificación, la capital del País Vasco es irónicamente un pedazo más avanzado de Castilla y León, una tierra mestiza donde lo castellano y lo vasco se fusionan para crear algo nuevo con lo que cualquiera podría identificarse: la sombra del nacionalismo con prefijo “eusko” está presente, pero no pasa de un par de palabras, la manía de cantar en coros a todas horas y la gastronomía (Dios os salve, euskaldunes, por haberla inventado). Tiene el equilibrio perfecto entre la riqueza empresarial, la vida comercial y la tranquilidad de una urbe que vista desde el cielo parece una gran flor de piedra y madera: un núcleo medieval abigarrado, rodeado de ensanches decimonónicos y a su vez de cuatro grandes parques (uno interior, el Parque de La Florida, donde se levanta el Parlamento vasco y la mole neogótica de la Catedral de María Inmaculada), como Salburua, Olárizu, el bosque de Armentia y Zabalgana.

El corazón de la ciudad está hecho para gastar suelas, para dejarse llevar y que los tobillos hagan su trabajo, pensada para pararse cada poco a por un corto y un pincho: mejor dicho, “pintxo”. Una parte es ese cerro conquistado por los señores feudales que fundaron la ciudad en esa elevación fortificada. Intramuros quedaron los restos románicos y góticos de la ciudad, modelada de forma radial y que coge la forma de una gran almendra de calles estrechas y desiguales, como capas que se desparraman y que son cortadas longitudinalmente por otras vías. Dentro de ese recinto que es patrimonio histórico, habitado y conservado para su uso, sin una sola casa abandonada. Ésta última se encuentra en el borde mismo del casco histórico, compartiendo espacio con su vecina, la plaza de la Virgen Blanca, donde se levanta el monumento a la batalla de Vitoria de la Guerra de la Independencia.

Más allá de los límites, ya dentro de la zona de la Senda y el Ensanche, la ciudad se puebla de palacetes burgueses y oligárquicos surgidos con la industrialización y que le dan ese aspecto tan típico de las urbes burguesas del norte de España. Fue un siglo XIX que dejó, además del mencionado Ajuria Enea, el palacio Zulueta, la Casa Zuloaga, el Museo de Bellas Artes…, todas construcciones únicas. Mención aparte merece el Artium, el centro de arte vasco y uno de los grandes arcones del arte contemporáneo nacionales. Situado entre el número 26 y el 16 de la larga calle de Francia, es la esencia misma de la modernidad vitoriana: el precio de la entrada la pone el propio visitante, y en sus dos niveles se pueden encontrar esculturas únicas de Juan Muñoz (uno de los grandes de las últimas décadas) o Francesc Torres. Arte, vida y cultura unidas, dos nombres para una misma urbe que es el sueño de todo hombre o mujer con sentido común. Quién pueda, que la disfrute.

INFORMACIÓN:

www.vitoria-gasteiz.org/

(Web official)

http://vitoria-virtual.com/

(Visita virtual)