El Imperio Romano tuvo tres aciertos clave que le permitieron existir durante mil años, e incluso sobrevivir parcialmente en el Imperio Bizantino otros mil más: las leyes de aplicación universal, la creación del primer sistema mercantil global que englobó a casi una tercera parte de la Humanidad en la Antigüedad, y las calzadas, que permitieron que las dos primeras existieran de forma práctica y no sólo sobre el papel. Y todavía hoy son parte de la calve de la prosperidad en Europa.