Dos ciudades, dos museos, una sola institución. Mejor dicho, una sola familia detrás de ambas instituciones, los Thyssen. Con un tesoro pictórico (casi) sin precio, mientras en Málaga el Carmen Thyssen se centra en una colectiva sobre las máscaras en el arte, desde Goya a las últimas décadas del siglo XX, en el Thyssen-Bornemisza exprimen sus fondos y los préstamos para recorrer el expresionismo alemán, de vital importancia en el siglo XX.