En junio el Thyssen-Bornemisza (si lo permite el coronavirus) deja atrás el clasicismo habitual para dar rienda suelta a otro “clásico” que desde su larga vida habla de cómo se gestó el arte contemporáneo de posguerra en EEUU, del Arte Pop y su papel precursor y pionero en este género que sus contemporáneos engrandecieron hasta hacerlo omnipresente.