En los confines del Mediterráneo, Chipre aparece como la gran desconocida del Viejo Continente, así como su capital, con un corazón dividido.
En los confines del Mediterráneo, Chipre aparece como la gran desconocida del Viejo Continente, así como su capital, con un corazón dividido.
Andorra es una Suiza en miniatura, con la misma “alegría fiscal”, una piel erizada de montañas y surcada por valles donde poder esquiar y vivir una existencia tranquila, relajada. Un pequeño paraíso para los amantes de la naturaleza salvaje que crece en las cumbres, pero también para los que odian los impuestos. Traducción: nueve millones de visitantes al año.
Antes narrábamos los destinos imposibles, Palmira y Bamiyán, destruidos por la intransigencia religiosa. Las “Islas Perdidas” no son imposibles, pero sí tan complicadas que será toda una demostración de voluntad, desde el Ártico a los Mares del Sur, el Atlántico, el Mediterráneo o las costas de Sudamérica. Quien pueda llegar tiene asegurada la tranquilidad. Incluso el olvido.
Reino de las aves marinas, de las excursiones en barco, de la naturaleza en estado puro, el Atlántico Norte bramando en la costa, el reducto de vikingos orgullosos que han logrado conservar su modo de vida, su identidad y su lengua con más de mil años.
Un grupo de islas en medio del océano, nacidas del fuego de volcanes, sometidas al capricho del mar y adaptadas a la perfección a una vida isleña, tierra de marineros, de vino, naturaleza y eslabón de la atribulada Historia de América y Europa. Retratamos las Azores a través de tres de sus islas más representativas: Faial, Terceira y Sao Miguel.
Esta vez no hablaremos de un sitio al que poder viajar realmente: aunque siguen ahí, ya nunca serán iguales. La barbarie y el fanatismo religioso los ha dañado o destruido para siempre, un crimen contra el pasado, el presente y el patrimonio de sirios y afganos y de toda la Humanidad. Viajamos a lo que fue y ya no será: las ruinas de Palmira y los antiguos Budas de Bamiyán.
Un lugar pequeño, clavado sobre las huellas de más de mil años de peregrinaje hacia Santiago de Compostela, entre colinas a merced del viento, la nieve, la religiosidad mística las leyendas del Grial y las tradiciones modernas creadas por los peregrinos. Un trozo del Medievo incrustado en el siglo XXI.
Una ruta diferente, la de los Faros de la Bretaña francesa, donde el salitre, la naturaleza y el aire de épica marinera se fusionan, sobre todo en una lejana isla que concentra los mejores faros atlánticos.
No hay mejor sitio en Navidad para viajar que Jerusalén, aunque no es un viaje sencillo, fácil o exento de problemas. La situación política de la ciudad sagrada del judaísmo, el cristianismo y el Islam no es buena, pero, ¿quién dijo miedo?
Si hay un barrio que ha contribuido a la multiculturalidad por la que Nueva York es conocida, ese es sin duda el Lower East Side (LES). Lo que empezó como un descampado en el medio de la nada (o casi), se convirtió en el hogar de innumerables inmigrantes que llegaron a la ciudad entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX convirtiéndolo en una importante zona comercial y de culturas diversas.