El Sol, amigo y enemigo a la vez. LA NOAA (EEUU) ya tiene en marcha SUVI, un sistema de vigilancia y alarma de la actividad solar pensado para avisar con algo de tiempo a la Tierra de las tormentas solares magnéticas.
El Sol, amigo y enemigo a la vez. LA NOAA (EEUU) ya tiene en marcha SUVI, un sistema de vigilancia y alarma de la actividad solar pensado para avisar con algo de tiempo a la Tierra de las tormentas solares magnéticas.
La NASA tocó la trompeta de alarma a nivel mundial: tenía algo que decir. Una pena que se filtrara un poco antes, pero ya es oficial: a 40 años luz (cerca en términos cósmicos) hay una estrella más pequeña que el Sol a la que orbitan siete “Tierras” en su zona habitable. Siete mundos nuevos.
La NASA, la ESA, el Observatorio de París, el Caltech (el primero en lanzar el supuesto descubrimiento indirecto del Noveno Planeta del Sistema Solar o Planeta X) y ahora hasta los astrónomos amateurs: todos en busca de la primera prueba real de que más allá de Plutón hay un planeta gigante.
El planeta enano Ceres, que orbita el Sol dentro del Cinturón de Asteroides, alberga los elementos químicos clave para que se desarrolle la vida; y el asteroide WF9, de tipo mixto (asteroide y cometa), se acerca a la Tierra desde que fue descubierto en noviembre pasado.
Mientras el desarrollo de casas por impresión en 3D están ya muy avanzadas, con la mente puesta en la Luna y Marte, el Centro de Investigación Langley (NASA) ha ido por otro lado, apostando por el hielo como principal elemento de creación arquitectónica en el planeta rojo.
Un “duende” de tormenta es un fenómeno atmosférico casi inexplicable hasta ahora, descubierto por los pilotos de vuelos transatlánticos a gran altura y confirmado por los astronautas: las tormentas eléctricas generan descargas “azuladas” en las capas altas cada vez que descargan sobre la superficie.
La NASA ya tiene un plan para llegar hasta uno de los mundos más prometedores para el ser humano fuera de la Tierra, puede que incluso más que Marte: la luna jupiteriana Europa, una gran esfera helada que alberga en su interior océanos de km de profundidad, quizás incluso con más agua que toda la Tierra.
Desde hace 600 días el transbordador no tripulado X-37B, fabricado por Boeing para la Fuerza Aérea de EEUU (USAF) orbita la Tierra en una misión considerada “secreta y de seguridad nacional” por EEUU. Nadie sabe qué hace, pero ha batido récords de permanencia.
Los datos son cada vez más preocupantes, ya que ningún lugar del mundo ha aumentado tanto de temperatura en los últimos años como el Ártico. Lo que ocurra allí tendrá efectos directos sobre el clima de Europa y de todo el hemisferio norte. El negacionismo repuntará con el gobierno de Donald Trump, pero eso no va a eliminar la realidad: el hielo se derrite, se alteran los equilibrios oceánicos y con ellos el futuro climático.
Ceres se ha convertido ya en otro rompecabezas: mares subterráneos, luces brillantes, silicatos, y lo que se creía una superficie rica en carbono, que en realidad no es tal porque fragmentos de asteroides ocultan su composición real.